¡Hola Tuxellit@s!
¡Hola, hola! ¡Ya estoy aquí!
Sí, lo sé, he tardado unos añitos en crear mi propio blog, pero ya se sabe, lo bueno se hace esperar, ¿no? O al menos eso dicen...
Admito que todo lo relacionado con la tecnología se me queda bastante grande y que voy aprendiendo gracias a los empujones que recibo y que me animan a embarcarme en nuevos proyectos.
En este caso, fue Miguel, mi editor, quien me animó a que indagara en el mundo de los blogs literarios. Me gustó la experiencia y pensé: ¿¡Quién dijo miedo!?
Valiente no es la persona que no siente miedo, sino la que, a pesar de sentirlo, ¡sigue adelante!
Esa soy yo, una mujer que cuenta con cuarenta y dos primaveras en su haber, que para eso nací en el precioso mes de marzo, cuando se despide de nosotros el frío invierno para cederle su lugar al clima cálido, a las flores, a los campos verdes, a las mariposas que revolotean felices por nuestros jardines mientras los pajaritos cantan.
Admito que todo lo relacionado con la tecnología se me queda bastante grande y que voy aprendiendo gracias a los empujones que recibo y que me animan a embarcarme en nuevos proyectos.
En este caso, fue Miguel, mi editor, quien me animó a que indagara en el mundo de los blogs literarios. Me gustó la experiencia y pensé: ¿¡Quién dijo miedo!?
Valiente no es la persona que no siente miedo, sino la que, a pesar de sentirlo, ¡sigue adelante!
Esa soy yo, una mujer que cuenta con cuarenta y dos primaveras en su haber, que para eso nací en el precioso mes de marzo, cuando se despide de nosotros el frío invierno para cederle su lugar al clima cálido, a las flores, a los campos verdes, a las mariposas que revolotean felices por nuestros jardines mientras los pajaritos cantan.
Sí, ha quedado muy poético y bastante azucarado, aunque esa es mi bonita realidad y la visión que yo veo. No obstante, no me olvido de que también nos visita la alergia al polen. Lo siento por quienes la sufrís, pero es el precio que algunos deben pagar por ser testigos de tanta belleza.
Que yo sepa, solo tengo alergia a dos cosas: al tabaco y a los gilipollas. Mi cuerpo ha creado intolerancia al tabaco y, un poquito de humo, genera en mis ojos y en mi nariz tal congestión que parece que acabe de ver el triste final de la película Titanic, cuando la egoísta de la protagonista no comparte el trozo de madera donde, bajo mi humilde punto de vista, cabían los dos perfectamente, y el pobre muchacho se queda más tieso que la mojama y con una tonalidad en la piel de un azul intenso bastante preocupante.
Y, como he dicho, también soy intolerante a los gilipollas, pero resulta que el mundo los tiene repartidos estratégicamente para que cada día me encuentre al menos con uno. Y encima, para más inri, he llegado incluso a compartir mi vida con alguno de ellos. Y hasta aquí puedo leer... ¡Ja, ja, ja! Tal y como dicen los famosos: «Eso pertenece a mi intimidad».
Cambiando de tema, seguramente os estaréis preguntando para qué he creado este blog, cuál es mi objetivo o qué os voy a aportar. ¿La verdad? ¡No tengo ni idea! Lo que sí tengo es la necesidad de expresarme, de escribir lo que pienso, de ir formando poco a poco una familia donde podamos hablar con total libertad, sin demasiados formalismos y llamando a las cosas por su nombre. Así soy yo: ¡genio y figura hasta la sepultura!
Podréis comprobar que mi filtro está bastante agujereado y que esos agujeros cada vez son más grandes. Me cuesta dosificar la información y frenarme, aunque, he de decir a mi favor, que los años y la experiencia están logrando algunas mejoras en mí, pero no muchas. ¡Qué le vamos a hacer!
Cuando era pequeña me callaba y tragaba, siendo mi hermana mayor la que me tenía que sacar las castañas del fuego (a día de hoy todavía me las saca de vez en cuando). Gracias, tata, te quiero una jartááá. Pues lo que decía, que me disperso que da gusto, una frase que me dijo siendo ambas unas niñas (aunque ella me saca cuatro años de ventaja) se me quedó grabada a fuego en la memoria y jamás la olvidaré: «Más vale ponerte una vez roja al decir lo que piensas y lo que no te parece bien, que ponerte mil veces amarilla al callar lo que tanto te molesta y no ponerle remedio».
¡Cuánta razón tenía! El problema es que me lo tomé al pie de la letra y ahora ya no hay quien me calle. ¡Qué desastre!
Veréis que os he llamado Tuxellit@s, sé que es un nombre bastante ridículo, pero es lo que me viene a la mente cuando pienso en mis lectores, que, afortunadamente, cada vez sois muchos más y «esta, nuestra comunidad» (como en la serie «La que se avecina»), va creciendo con calma, pero sin pausa.
Así que, ¡GRACIAS a tod@s por formar parte de esta aventura y por apoyarme con cada libro que publico! ¡Sois la caña!
Pues ya me despido, que no me quiero hacer pesada y esto es un saludo y una bienvenida. Deciros que cada semana publicaré un artículo, como mínimo, según tenga la agenda y la inspiración. Prometo haceros leer con una sonrisa dibujada en los labios, o al menos esa es mi intención, y que cuando visitéis mi blog, se convierta en un ratito agradable, ameno y entretenido. ¡Ya os aviso que de física cuántica no voy a hablar! ¿O sí? Ya se verá...
Besitos y gracias por estar aquí.
AriadnaTuxell.